¿Alguien se ha preguntado alguna vez qué dimensión tiene el vacío?: a partir de un vaso sin nada, a partir de una habitación sin muebles, a partir de un auto sin conductor, a partir de una calle desierta, a partir de una sensación que no es sensación... bueno, si, ahí uno ya se aproxima, uno se aproxima al vacío cuando no puede identificar lo que siente. Mientras más complicada y abstracta sea la sensación más cercanos al vacío estaremos...
Pero el vacío no es malo, no nos afecta, no nos hunde ni nos duerme... el vacío nos transforma... porque comienza a haber cavidad para otras cosas. El vacío genera espacio, no dolor.
Entonces surge la creatividad para encontrar con qué llenar ese vacío, y ahí ya depende de cada persona, de cada intención, de cada deseo... algunos buscan nuevas cosas y se sorprenden con lo que descubren, otros no saben, no saben bien qué utilizar para llenar ese vacío, entonces lo ignoran...
Creo ahora, me parece después de ésto planteado, que el vacío no tiene proporciones, digamos, es del tamaño de uno mismo. Se lo mide con una especie de regla gigante invisible que nadie conoce, solo nosotros, y anotamos las medidas en alguna libretita secreta, y nos memorizamos esos números para después, para cuando necesitemos espacio de nuevo...
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