martes, 30 de junio de 2009

Pasos hacia atrás

Los pasos la habían aturdido desde temprano, pero aún así ella no dejaba de caminar.
Era la cuarta vez que recorría la misma cuadra y aún ese ruido permanecía a su lado, quizá no a su lado sino unos metros detrás. Se parecía a los pasos que ella daba cuando llegaba tarde al trabajo, acentuados, permanentes, sordos. Todavía así no podía reconocerlos a pesar de que la estaban invadiendo de a poco.

El paisaje la mareaba cada vez más al punto de identificarse con esos árboles que daban el mismo giro cuando pasaba. ¿Para que caminaba tanto? ¿A dónde quería llegar realmente?, empezó a comprender que ese objetivo estaba íntimamente ligado a su necesidad de saber quién estaba detrás suyo, era alguien tan complicado que no había pensado en darse vuelta para saberlo.
Poco a poco sus pensamientos también comenzaron a ser invadidos por ese eco, ya no se trataba de un sonido exterior que la perturbaba físicamente sino que la materia espiritual comenzaba a asfixiarse. Poco a poco ya no era ella, era eso, eso que la seguía cada vez más insistentemente. Era el otro.
Optó por cambiar el camino y meterse por unas callecitas anónimas, pero esos pasos seguían, Dios, y cómo…
Sintió que únicamente la noche la observaba. ¿Qué era todo esto?, su identidad poco a poco empezaba a desgranarse y la voz se le escapaba por el aire que respiraba. Los años empezaron también a disminuir al punto que se convirtió nuevamente en una analfabeta y cuando llegó a la plaza principal empezó a gatear. Las palabras ya no tenían sentido en su boca, sino que eran un montón de balbuceos inútiles.
Los pasos dejaron de existir, y ella se durmió sobre un banco con el arroró de la calesita.